domingo, 20 de diciembre de 2009

Segunda parte.

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...Cerré los párpados esperando volver a soñar y desconozco cómo pero la alarma sonaba sin dejarme dormir nuevamente. La rutina era, como siempre: bañarme, cambiarme, tomar desayuno, cepillarme los dientes y salir a esperar el bus. Obviamente, el bus no llegaba al instante en que salía de mi hogar. Tenía tiempo para pensar en todo lo que me rodeaba y escuchar música. ¿Por qué no confío mucho en la gente? ¿Con quién me debería juntar en verdad? ¿Por qué los profesores me consideran un vago? Llegó el bus. Era un bus escolar del tamaño de un microbús, en buen estado, de color crema y suficiente espacio como para veinte personas.
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—¡Buenos días Mayra! —sonriendo le dije—.¿Qué tal, cómo vas?
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A pesar de que la conozco porque vamos en el mismo bus y desde hace poco tiempo, un año, he llegado a sentir que ella es una de las pocas personas en las que siento que en verdad puedo confiar. Su cabello oscuro, casi negro, adorna con concordia su redonda cara, sus ojos jalados y su pequeña boca. Es baja de estatura y no es delgada.
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—Hola, todo bien—quiso ser breve—. ¿Hiciste lo de historia?
—He repasado más que nada. Recuerda que hay oral eh.
—¡Verdad! La vez pasada salí mal en la prueba oral. ¡Cállate! —gritó riéndose, mostrando sus muy blancos dientes.
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Entonces nos dimos cuenta que habíamos llegado al colegio, más rápido de lo normal. Era tarde y le avisé a Mayra que se apurara y levantó su mochila y nos paramos y salimos del bus en un salto y corrimos y se amarró el cabello, qué largo su cabello, y bajamos los tres escalones largos y llegamos al salón, el G, y nos abrieron la puerta y la clase empezó. La profesora era una de los pocos docentes con los cuales podría decir que me llevo bien: la miss Grecia. Es de edad avanzada, baja y corpulenta como si la edad no hubiese afectado su sistema. Usa unas gafas grandes que vuelven sus jalados y pequeños ojos un poco más grandes. Su voz era llamativa, para no aburrir a su clase, al menos no con el tema de la misma. Dependía de su humor el futuro de la clase. Si había corregido nuestras prácticas, venía de mal humor y la clase era callada y no muy interactiva. Sin embargo, le gustaba que alumnos como nosotros sepamos acerca de su curso porque daba la impresión que nos atraía y, sinceramente, a mí si me atrae su curso. ¡Escobedo!. Si diga miss. ¿Qué fue lo que Hitler hizo para llegar al poder? Utilizó la presión política: tenía el control de las calles y el pueblo lo apoyaba, a Hindenburg no le quedó de otra. Muy bien Francisco. Pero después de todo, ella nos enseñaba y nosotros aprendíamos.
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Recuerdo la clase de Arte de igual manera. Soy el único hombre de la sección y en cada clase, escucho y participo de las conversaciones de las mujeres. La simpleza de sus temas es tan superficial como en algunos casos egoístas y prejuiciosos. Sin embargo la mayoría del tiempo resultan ser temas interesantes. Me río pero no sé si es porque me causa gracia o porque no quiero malograrles el ánimo.
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Había empezado el recreo y con singular alegría nos paramos y de estampida salimos disparados hacia la libertad. Yo, como de costumbre, saqué el dinero llamando a mis amigos Sebastián, Ignacio y Nikolas. De camino a la cafetería se escuchaban las voces de los alumnos musitando una sinfonía a la que me acostumbré, mientras que mis amigos y yo hablábamos de temas que surgían de ninguna parte. Aquellos son los momentos en los que reímos y siento que en serio hay quienes me apoyan y me aceptan tal cual soy. Compramos el menú del día arriesgándonos al azar, ya que nos pueden tocar platos letales para nuestros gustos como: locro, kaiwa rellena, etc. Tras comprar el menú del día, nos dirigimos al lado de nuestra aula para continuar con la conversación. Los minutos pasan, la gente pasa, las palabras pasan. Mientras conversamos, otros se sientan en bancas cercanas. Entonces es cuando llego a divisar a ese grupo de muchachas, donde está ella. La había visto antes, desde principio de año en algunas ocasiones, pero no habíamos hablado...
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Adiós, pobres y pudientes

2 comentarios:

  1. lograste que sienta nostalgia por haber terminado el colegio. nadie habia podido hacer eso.
    bien escrito.

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